jueves, 11 de marzo de 2010

POEMAS DE MATÍAS ELLICKER


Matías Ellicker.

Nace en 1982. Ha sido antologado en Los broches mayores del sonido, libro que conmemora los 40 años del movimiento Hora Zero (Lima, 2009). Los textos que presentamos corresponden a una selección del poemario que saldrá prontamente publicado por la editorial Ratona Cartonera (Cuernavaca, a cargo de Raúl Silva). El título del poemario es Derechos y Libertad de los motociclistas.



de Derechos y Libertad de los motociclistas


FÁBULAS

Cantos después de mil horas trabajando en tiendas
de ropa frigoríficos bibliotecas técnicas
dulce aliento de los manicomios

para hacer sentir vértigo a los que hablan detrás
de cabezas de alce agitan abanicos chinos
en las bóvedas de sus colecciones privadas

Manada que no pasta en las Guggenheim la Fundación
Neruda que no miren ni en pesadillas los
Consejos Nacionales del Libro

donde mis camaradas y yo nos hallemos desnudos
niños bestiales en el Sastre de la Naturaleza

y nombremos el Nuevo Mundo en el que
se nos concederá la bebida, la perfección,
la nunca bien ponderada ferocidad.


BLANCO EN LA NOCHE

Una terraza abandonada bajo el nivel del mar
un balcón cubierto de rocío donde aguardar
los drogados oráculos de la Pitia
mientras la noche pasa por nuestras amateurs
disposiciones al amor –besos, caricias fosilizadas–
como un automóvil blanco con sangre en el asiento trasero.


NOTICIA CON MOTOCICLETA Y RESURRECCIÓN

No se ponderará nunca lo suficiente nuestro amor por la vida
El detector hizo un rostro como el de Leonardo
antes de la nueva ola de crímenes __ Como cabellera india
la Ruta I-50 se ondula hacia delante y no verás
jamás demasiado las estrellas las capillas proletarias
donde Escorpión clava las Tesis de la Velocidad
la radio aullando: Tales predijo que un día
el desasosiego dejaría de ser nuestro juez
No se alabará nunca lo suficiente la deserción
las radios que impelen el oscuro velamen de la hierba
Coches marca Morfeo frente a las dependencias
senatoriales__ Fuegos en los suburbios
El viento envuelve nuestros rostros
con su bendición por la Ruta I-50
y el veneno aunque terminará matándonos
al menos hasta ahora nos ha sido fiel


LA RESACA CONDECORA A SUS HIJOS

Tras releer Las Cantinas de Lowry

Hay noches en que tus orejas serán conchas y sólo oirás
el lento desbarrancarse de los cargamentos del oro,

el apacible Jordán de la infancia deslizarse proceloso
por el interminable filo de la gillette

y confundidos en la corriente huirán de ti el talento,
la Biblia y el Corán, el alegre cuchillo de los desayunos.

Y foráneo donde sea harás guardia con los santos
en el frontis de una vieja iglesia oaxaqueña

cuando los huérfanos rebasen la pendiente
con testas heridas, tensando sus hondas,

y los guijarros trazarán parábolas en la penumbra
que trocarán el blanco mármol en polvo.

Y las cabezas al rodar te arrojarán ese beso
que sólo pudo darte tu madre al ser concebido.

Y –siguiéndolo– admirarás un pie hinchado de veneno
que florece en la madera muerta de los taburetes,

y los cuervos serán cisnes, y los perros corceles,
y los santos cicatrizarán al silbido del lechero.

Y toda la sangre se te agolpará en el cerebro
pero tú ofrecerás feliz tu cerebro

por un cuarto lleno de cucarachas
y diez tortillas de maíz. Y te hallará Venus

arrastrándote por estaciones de buses
hasta que los utensilios de limpieza brillen cual ajorcas,

y echarás el anzuelo a los centavos que levitan
en las cuencas vacías del rey de los mariachis,

y te arrastrarás por aserrín y baba
hasta que el alcohol queme tu sangre

y tu sangre evaporada sisee al atravesar las lámparas
y veas empañarse el último cristalino ojo de buey.

Y no regresarás al Edén. Y no habrá hermana
que te cante nereidas hacia el barranco.

Y verás allá abajo, pasando la hondonada, tu Arte,
un fuego más en la solitaria calle de las herrerías.


MEDIANOCHE DE LAS PATRULLAS

A medianoche aúllan las radio-patrullas Dos motoristas
baleados en la Ruta I-50 __ La moto
yace a un costado de la carretera
Cuentan de magníficos espíritus que doman
caballos mecánicos y oficios y se desvanecen
mercenarios de una sola ley:
La energía lo es todo __La costumbre es una perra
Un rifle emergió desde una pista de baile
llamada Infierno __Pobres
relámpagos masturbatorios que ahuyentan
y dispersan nuestros rebaños
El amor con su silbido
volverá a unirlos un día


LUCES DE PESTE

Estás en la terraza. Tu flamante debut se embriaga
y rompe los pies en una pista improvisada en el pinar.
Ya no quedan otras luces en este motel
que las luces de la peste
en un cuadro de Monet. Una peste
sin embargo beatífica
que te ha hecho abrir una llave
y no ser demasiado duro con los acontecimientos:
las ménades que seguirán bailando allá afuera
mientras el vaho de la plegaria se hace invisible.
Así será siempre. Ellas bailan y adoran esa penumbra
como todo lo que las hace ver más jóvenes,
todo lo que fricciona la flecha.
Cada amanecer, regresan salpicadas de sangre
a decir que la luz va descosiendo larvas de las ramas.
Tú te sientas al borde de una cama larga y arrugada cual pezuña
y las ves destrozar todo el mobiliario.
Allá afuera, tu solitaria juventud baila.


SEDA

La mujer y yo íbamos en el asiento trasero
y otro que también la amaba conduciendo y
las negras ramas arañaban las ventanillas como
las piernas de la pubertad de mis hermanas
esas voces que decían querido, tienes un bello
futuro por delante mientras los capullos se abrían
y cerraban sobre los faros apenas iluminando
la autopista y las ramas decían ama y aúlla
ama y aúlla justo cuando el hombre aceleró en la
curva y ese bello futuro que teníamos por delante
se derramó como el tequila en el tapiz y por los
muslos de esa Reina que los dos amábamos y que
no amaba a nadie ni nada hasta que el alcohol se
impregnó con tanta fuerza y a tal velocidad en su blusa
que los pequeños pezones marrón se traslucieron en la seda
volándose por las ventanillas Distrito Federal arriba.


RENACIMIENTO AL ALBA EN SANTA CRUZ

Imposible evocar la muerte a cien kilómetros por hora
rostros__ luces__ amaneceres__ gasolineras
tan claras que hieren los ojos __Imposible
no tenerlos abiertos mientras las ramas pasan
y la pista ondea hacia adelante como una
faja de piel humana y cada vez menos
aparece algún porche __alguna mecedora
alguna lámpara de gas en un comedor solitario
Imposible sentirse solo montado en la motocicleta
el viento aullando en las orejas y las estrellas
resbalando por el bruñido cuero de las chaquetas
Imposible sentirse más libre y más
perdido __más bello
más vivo


LA PUBERTAD DEL DINERO

Estás en la pubertad del dinero
Y eres a veces
El siervo que arrastra carretas cuesta arriba
Y al pie de la muralla
Se muerde el labio inferior
Añorando los lechos y la batalla;
El que mira desde los reinos de aluminio
Los coches que se detienen
Llenos de polvo, los parachoques
Atravesados de ramas
Y la ortopedia que emerge de la ventanilla
A recibir un montón de billetes lisos y tibios.
Eres el adolescente perpetuo
Del espectáculo del dinero.
El que mira a los viejos beber aguardiente
Y comer nueces y limpiarse los dedos
En la cabellera del talento.
El que pasa y se queda y disminuye
Y no puede nunca olvidar.


BELLAS FIESTAS RECOBRADAS

Tenemos tanto por lo que estar agradecidos
Montados en la motocicleta
sin tiempo de evocar agusanados oradores
Todo expirará de un momento a otro
Casetas de aduana acribilladas__ Yeguas árabes
encabritándose en el monóculo del Jefe de Estado
Todas las radios callan de un momento a otro
sobre la solitaria belleza del mundo
Apolo con los muslos lubricados de semen
tañe la lira por los bosques oscuros
y ya no se teme a la muerte ni parece
vida esa vida de Cárceles Bancos Deportes
cuando vas a través de la radio del alba
montado en la infinita Gracia de estos caminos
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