martes, 16 de marzo de 2010

CHROME


CHROME: INDUSTRIAL MUSIC FOR INDUSTRIAL PEOPLE
(sobre Alien Soundtracks & Half Machine Lip Moves)


El cromo es uno de los metales que la industrialización del mundo trajo consigo y que hoy forma parte de casi todos sus procesos de transformación. Sin tener la importancia que el acero o el petróleo han tenido en la historia y el desarrollo de este fenómeno, figura, sin embargo, como agente importante dentro de dichos procesos, utilizándoselo principalmente para aportar resistencia y “acabado” a los materiales. Podemos decir, sin lugar a dudas, que dentro de los ambientes que habitamos, de forma menos visible que otras sustancias, el cromo se encuentra presente y determina, para bien o para mal, nuestros nichos vitales.


De la misma forma que el metal del cual toma su nombre, Chrome irrumpe en la escena rockera de finales de los 70 como una agrupación marginal, que, sin embargo, adquiere una importancia mayúscula con el transcurso del tiempo, pues da cuenta, quizás como ninguna otra banda, del estado socio-cultural que se vivía por ese entonces en las ciudades del mundo industrializado. A la par de sus contemporáneos (Suicide, Throbbing Gristle, Cabaret Voltaire, por nombrar a algunos de los más destacados), Chrome genera una música que podemos llamar tentativamente “sicodelia escarnecida” (siguiendo a Simon Reynolds) que ataca abiertamente el orden de cosas instaurado después del derrumbe de los ideales del hippismo y la entronización del mundo tecnológico: mientras que los grupos adscritos a la corriente sicodélica de los 60 se internaban despreocupadamente por los caminos que la tecnología -tanto en sus vidas cotidianas como en sus aspectos músico-instrumentales-, les ofrecía en aquellos años, en búsqueda de una ampliación de la percepción del mundo y de los límites sensoriales, Chrome demuestra en sus composiciones una radical desconfianza hacia los elementos alienantes y opresivos que esta misma tecnología posee: el sentimiento esquizoide que impone sobre la conciencia, la desvinculación absoluta del hombre de su medio natural, la transformación del hombre en simple eslabón dentro de una cadena que no comprende. El mensaje sónico que alentará la banda será, por estas razones, el de la desesperanza, el de la paranoia, el de la opresión.


La odisea musical de Chrome comienza como la de todos los pioneros en cualquier campo artístico: con errores y pasos en falso, en una batalla solitaria. Chrome publica un primer disco olvidable (The Visitation en 1976), al que seguirá Alien Soundtracks el año siguiente. Surgidos de una escena musical que tiene a The Stooges por iconos absolutos, Chrome no puede sacudirse en este disco de sus deudas respecto al sonido de garage desarrollado por Iggy y sus 3 chiflados una década antes. Muchos de los temas de Alien… se desenvuelven a partir de guitarras estridentes y riffs básicos, obvia alusión a la crudeza sónica del grupo de Detroit. Sin embargo, lo que podría haberse quedado en un simple reciclaje del sonido de los Stooges, se ve matizado y enriquecido con un magnífico uso de sintetizadores, samples & loops: es aquí donde Chrome da un salto sideral con respecto al sonido de la época, incorporando estos elementos de la vanguardia tecnológica para generar un paisaje musical denso y opresivo, como si se tratara de una pieza de Ballard o P. K. Dick. El mismo uso que harán de los riffs marcará una diferencia radical en relación al millón de grupos punk que surgirán en estos años: en vez de difuminar su energía tras un estallido único de rabia y violencia, Helios Creed y Damon Edge (guitarra/voz y batería del grupo, respectivamente, además del centro creativo de la banda), concentrarán el poder de dichos riffs, alternándolos con secciones instrumentales y atmosféricas que parecen provenir del mejor Krautrock (en canciones como “SS Cygni” o “Nova Feedback” parece resonar el mismo pulso amenazante de Negativland de Neu!) lo que dará al disco una ominosa fuerza.

El resultado de esta combinación es un fresco vívido, a la manera de los trípticos de Bosch, del ambiente de alucinada paranoia en el que estaban inmersos los habitantes de los EE.UU y algunas ciudades del primer mundo a finales de los 70 (y también en el tercero: La Nueva Novela de J. L Martínez se publicará en 1977 y Purgatorio de Zurita el 79, en parte como respuesta al terror absoluto del régimen pinochetista) marcados por el miedo a la bomba atómica y la pertenencia a una sociedad que parecía estarse cayendo a pedazos. Dicho retrato se ve profundizado por el disco que Chrome publicará en 1978: “Half Machine Lip Moves”: los mismos riffs que en el disco anterior tenían la cualidad chirriante de los temas del punk, se vuelven aquí más monótonos y espesos, conformando verdaderas capas de noise, entre las cuales se pierde la voz salvaje de Helios Creed, como en el tema homónimo, la cumbre del álbum junto con Mondo Anthem. El uso de la distorsión y las grabaciones de lo que parece ser la transmisión radial de los últimos días del mundo le dan un toque de perversidad al LP del que carecía Alien (el ingreso de Helios a la formación se produce justamente durante las grabaciones del disco del 77, por lo que se puede hablar de un cierto grado de madurez compositiva). Pero lo que definitivamente marca la trascendencia de la banda respecto del movimiento punk es la manera en que las composiciones son trabajadas: Chrome se aleja del formato canción, amputando los temas y creando un collage en que se mezclan la música concreta, la post-sicodelia y el mismo punk (siguiendo a Faust). Transitan en ese sentido, por el camino que inaugura Throbbing Gristle a mediados de los 70 y que desciende por línea directa de W. Burroughs y sus famosos experimentos sonoros.


¿Por qué escuchar a Chrome hoy?: Dimensionar el valor artístico de estos albums o su valor arqueológico en la génesis de la música industrial (pues todo recuento es arqueología), es, a mi modo de ver, poner el énfasis en un análisis puramente estético, que no consideraría el aspecto más importante de estos registros: su fiereza fundamental. Lo que ahora conocemos como “música industrial” o “sonido indutrial” no fue en un primer momento sino una de las reacciones más viscerales y virulentas al desconcierto que produjo en los jóvenes de aquellos años el fin de una época y el ascenso de un nuevo “paradigma cultural”. No es coincidencia (repito: no es coincidencia) que Lyotard halla publicado “La Condición Posmoderna” en 1979, que es justamente el año peak del movimiento post-punk inglés y en el que la No-Wave neoyorquina se consolida. Nunca es bueno reducir los fenómenos culturales a un esquema que los antecede, pero tampoco podemos cerrar los ojos y negar el evidente nexo que une a estas bandas en una similar crítica del modo de vida capitalista, que tiene a homogeneizar la vida y a transformar las existencias en parte de una maquinaria kafkiana. Chrome es un representante destacado de esta oposición que gran parte de los artistas contemporáneos en distintos ámbitos muestran hacia un orden de cosas regido por las Transnacionales. Tal como dice Julian Cope, a propósito de Half Machine Lip Moves: “Chrome's is a "CYBER-PUNK" vision of the future”: la visión de un futuro hecho por y para las máquinas.


Manuel.
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1 comentarios: on "CHROME"

Unknown dijo...

Casi 5 años de la publicación...
Muy buena nota.
Saludos

Diego

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